Por Lourdes Ballesteros, Cofundadora de la Rede por el Patrimônio Mundial
Esta semana, atravesando el viaducto de la calle de Bailén en el centro de Madrid vi una frase que decía: “No hay salud, sin salud mental”. Es casi irónico que esta frase estuviera plasmada en las mamparas de vidrio instaladas, allá por el año 1998, para impedir que los transeúntes se acercasen a la barandilla y se lanzasen al vacío.
El problema de la salud mental se ha convertido en una prioridad en muchos centros educativos de todo el mundo. No hay aprendizaje, sin salud mental. Cuando un joven se incorpora a su centro después de una baja por depresión, en la que ha habido o no hospitalización, lo importante es que se sienta acogido y con la energía suficiente para afrontar un currículo extenso y prolijo en la mayor parte de las materias.
El problema de la salud mental se ha convertido en una prioridad en muchos centros educativos de todo el mundo.
Después de la pandemia el número de alumnos con problemas psicológicos ha aumentado y eso se nota en el día a día de las escuelas. Los casos de alumnos con ansiedad son comunes, las ausencias debidas a trastornos de todo tipo son también habituales; la depresión y la inestabilidad emocional aparecen con frecuencia y los protocolos de actuación en caso de riesgo autolítico están en la pauta de muchas reuniones de orientación con equipos directivos.
¿Qué podemos hacer para contribuir a la mejora de la salud mental en las escuelas?
Lo primero, debe haber una comunicación estrecha con la familia y con los profesionales de la salud que tratan al menor. Solo colaborando y acompañando al joven, se podrá progresar.
Por otro lado, los docentes podemos ofrecer a nuestros alumnos diferentes herramientas para que afronten los desafíos que se les planteen como el trabajo por proyectos sobre Patrimonio Mundial. En este sentido, es importante que se dé el mismo valor a las habilidades socioemocionales y al conocimiento, es decir, a los objetivos y contenidos que recogen los currículos escolares. Un alumno aprende cuando se encuentra bien emocionalmente, cuando se siente valorado y motivado.
El desarrollo de las competencias socioemocionales es una de las herramientas más importantes para superar muchos de los problemas con los que se enfrentan los estudiantes. Por fortuna, las competencias socioemocionales se están convirtiendo en una prioridad entre los docentes. Y este interés se refleja en muchos otros ámbitos.
La OCDE (2021) ha realizado un estudio internacional en la que participaron 10 ciudades del mundo para evaluar las condiciones y prácticas que fomentan u obstaculizan el desarrollo de habilidades socioemocionales de estudiantes de 10 y 15 años. En el estudio se incide en la idea de que las competencias socioemocionales son habilidades, atributos y características individuales importantes para el éxito académico, la empleabilidad, la ciudadanía activa y el bienestar. Las creencias sobre nosotros mismos y el mundo, que caracterizan las relaciones de un individuo con los demás, también forman parte de este tipo de habilidades.
Las creencias sobre nosotros mismos y el mundo forman parte de las competencias socioemocionales.
En España, la Comisión Permanente del Consejo Escolar del Estado publicó un comunicado sobre la incidencia de la COVID en el sistema educativo. Las nuevas dificultades de aprendizaje derivadas de las circunstancias de la pandemia están relacionadas con problemas de salud mental del alumnado, agravados por el largo periodo de la pandemia y que inciden en la falta de motivación, de concentración y en síntomas depresivos, que en ocasiones pueden conllevar trastornos de conducta y comportamientos lesivos.
En 2019, la Unesco midió, por primera vez, el desarrollo de habilidades socioemocionales entre los alumnos de 6º grado de primaria en más de 4000 escuelas de 16 países de América Latina y el Caribe. Los resultados se dieron a conocer a finales del 2021 gracias al informe ERCE. Se evaluaron principalmente tres habilidades socioemocionales: la empatía, la apertura a la diversidad y la autorregulación escolar. Fue la primera vez que se midieron este tipo de habilidades a gran escala. Los resultados muestran cómo un 85% del alumnado que participó en el estudio considera tener una actitud positiva ante personas de origen y culturas diferentes a la propia.
Escolares conociendo el Patrimonio Mundial de Paraguay.
Informes como el ERCE sirven para evaluar si estamos cumpliendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en especial el objetivo 4: garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. Además, evidencian que las prácticas de enseñanza del profesorado tienen un efecto relevante en las habilidades socioemocionales del alumnado.
Cómo puede la Red por el Patrimonio Mundial contribuir a la adquisición de las competencias socioemocionales?
Desde la Red por el Patrimonio Mundial trabajamos y promovemos las habilidades socioemocionales ya que estas tienen un impacto positivo en el aprendizaje, en la salud y bienestar de los estudiantes y en su formación como ciudadanos globales. La empatía y la apertura a la diversidad nos ayudan a interactuar de forma exitosa con otros y contribuyen muy positivamente a la convivencia social y a la educación para la ciudadanía mundial, además de prevenir el acoso escolar.
La abertura a la diversidad cultural contribuye a prevenir el acoso escolar.
En la actualidad, es cada vez más común encontrar alumnos de diferentes partes del mundo conviviendo en una misma escuela. Este hecho es una gran oportunidad para desarrollar un elemento clave en la construcción de la ciudadanía mundial: el conocimiento, la valoración y respeto de la diversidad cultural de nuestro planeta. Los diferentes proyectos que se realizan en las escuelas sobre Patrimonio Mundial contribuyen a la adquisición de las competencias interculturales en un mundo donde la migración internacional es una realidad pluridimensional.
En definitiva, no hay calidad educativa sin competencias socioemocionales. Y el trabajo en red entre alumnos de diferentes culturas y realidades contribuirá a valorar la diversidad cultural, a desarrollar la empatía, así como otras competencias socioemocionales fundamentales para vivir en un mundo más pacífico y justo.
コメント